FOTOGRAFÍA DE BODA EN MADRID

Las bodas me gustan desde siempre, pero cada vez le veo más emoción a fotografiarlas y poder ser testigo de los pequeños detalles: las manos entrelazadas al acabar la ceremonia, la lágrima que resbala por la mejilla de tu padre y que se enjuaga disimuladamente sin que te des cuenta, tu abuela que mueve la cabeza al ritmo de la música emocionada y lleva el ritmo con el pie pero le da vergüenza salir a la pista…  Hay una cita sobre la fotografía de bodas que dice:

Soy fotógrafa para fotografiar a tus padres, que estarán cogidos de la mano llorando en la primera línea de sillas. Para fotografiar a tu hermana, que baila con el chico con el que se casará dentro de tres años. Para fotografiar a esos niños que van a crecer tan, tan rápido. Para fotografiar a tu abuelo, que fallecerá la próxima primavera. Para fotografiar vuestro primer beso como marido y mujer, a tu mejor amiga dándolo todo en la pista de baile, a la niña que llevó las arras dormida debajo de una mesa, y a lo mejor incluso a tu ex que parece un poco melancólico y que da un abrazo demasiado largo para felicitarte cuando pasas por su mesa.

Y a mi parecer, lo resume todo perfectamente. Las flores se marchitan y el vestido acaba cogiendo polvo en el armario, pero las fotografías las tendrás siempre para darle una ayuda a tu memoria y recordar siempre ese día tan especial. Dicen que, de todo lo que compras para el día de tu boda, las fotos son la única cosa cuyo valor aumenta con el tiempo...

Mi filosofía de trabajo.

Fotografío bodas porque creo firmemente en que el amor, como la vida, vive en la memoria, y las imágenes que conservamos son las que nos hacen recordar cómo fueron los momentos que nos erizaron la piel. Para mí es un honor que una pareja me confíe la importante tarea de documentar el día más importante de su vida, por lo que establezco desde el principio un compromiso de calidad con ellos: cada cliente es un caso especial y único, y su boda, una entre un millón. No aceptaré más bodas el mismo día que la vuestra, y cada una de vuestras imágenes será editada de manera individualizada con mimo y cuidado según lo que la luz y el ambiente me pidan.

Me gusta conoceros, saber quiénes sois y a qué aspectos de la boda le dais más importancia, para poder adaptarme a vosotros y entregar un reportaje único en el que podáis apreciar mi mirada pero también la vuestra. Me gusta saber quiénes sois, para que las fotos de vuestro día hablen de vosotros y os reflejen también.

¿Qué tipo de imágenes recibiréis?

Cuando estoy trabajando, no busco capturar imágenes técnicamente perfectas. Por supuesto que procuro que las fotos mantengan una alta calidad técnica, pero mi objetivo primordial es que las imágenes que recibáis de vuestro gran día capturen la esencia de quién sois y reflejen la alegría y la emoción que vibraba en el aire en cada momento del día de vuestra boda. Que os sirvan para recordar, que os saquen una carcajada o una lágrima cada vez que las veáis, sin importar el tiempo que haya pasado. Ése es mi propósito.

Uno de los factores que, en mi opinión, más importancia tienen a la hora de definir la belleza estética de una fotografía es la atmósfera. La luz del momento, la sonrisa en la cara de una madre que observa a su hija acercarse al altar, o la carcajada espontánea de una niña es lo que realmente hace una fotografía, lo que la hace merecedora de un marco en tu salón.  Al fin y al cabo, todo lo técnico puede ser arreglado con Photoshop. Lo emotivo y personal, lamentablemente, no.

Mi estilo fotográfico es natural, sencillo y espontáneo: intento documentar tu día sin interrumpirlo, sin participar en él y sin que se escuche mi voz. Me gusta fijarme en los pequeños detalles, en el lado bonito de las cosas y en los momentos más cargados de emoción, para ayudarte a recordarlos siempre. 


En este slider puedes ver la historia de una boda completa, desde que los novios empezaron a vestirse hasta que abrieron el baile. Si quieres ver más ejemplos de mi trabajo, contáctame en hola@juliapuig.com.